Ya es el tratamiento ginecoestético no quirúrgico más demandado del mundo, según revela un especialista
De los creadores de los sujetadores push-up, los kilométricos tacones de aguja, los corsés y la cera para depilar, llegan las cremas que blanquean la vagina. Otro invento que generará absurdos estándares de belleza para las mujeres, muchas de ellas ya preocupadas por el aspecto de sus genitales: ”En torno al 10% y el 15% de las pacientes muestran algún tipo de inquietud”, según Emilia Villegas Muñoz, ginecóloga del Hospital Vithas Parque San Antonio de Málaga. Por si la imposición social fuera poco, algunos de estos productos no solo no funcionan sino que pueden producir reacciones en la piel.
En opinión de la sexóloga Ana Lombardía, se trata de una moda originada en la pornografía: “En el porno, las zonas genital y anal están maquilladas e iluminadas para que se vean más claras y rosáceas. A día de hoy, como tenemos un acceso al porno tan fácil, la mayor parte de la población está expuesta a este tipo de imágenes y es probable que se deje influenciar”. Y no es la primera vez que esta industria hace un flaco favor a las mujeres. En las películas y vídeos es habitual ver como se les da un trato vejatorio, se les cosifica y minusvalora.
El quid del asunto, según la sexóloga, es aparentar juventud: “El porno trata de emular los genitales juveniles (incluso infantiles), más blanquecinos. Una vez más, la sociedad nos pide que modifiquemos nuestro cuerpo para hacerlo más joven y atractivo”. La edad, al igual que otros factores como la fricción o los cambios hormonales oscurecen los genitales, aclara Carmen Arsuaga, dermatóloga del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela. A esto se suma que cada vez están más expuestos. “Tras la llegada de la depilación láser y la moda de la depilación integral, la zona genital y perianal queda más visible y por tanto aumenta la preocupación por su aspecto”, añade la dermatóloga.
El blanqueamiento se suma a una ya larga lista de tratamientos y cirugías que venden “mejorar” y “embellecer” las vaginas, como la labioplastia, la clitoroplastia y el vontouring (reducir el tamaño de los labios o el clítoris). Y se pone a la cabeza: “Es el tratamiento ginecoestético no quirúrgico más demandado del mundo”, apunta Carlos Santelli, especialista en ginecoestética del Centro Europeo Médico y Estético, quien —por cierto— añade que muchas de las mujeres que acuden lo hacen por sus parejas. ¿Cómo funciona? “Las cremas blanqueadoras tienen dos mecanismos de acción principales; inhibir el proceso de formación de melanina y eliminar los depósitos epidérmicos de pigmento. Los principios activos más comunes son hidroquinona, ácido kójico, ácido azeláico, arbutina, ácido retinoico…”, indica Arsuaga.
Que no funcione es lo mejor que puede pasar
Es posible acceder a estos tratamientos en centros especializados, pero también comprar cremas en portales como Amazon y sin necesidad de ningún tipo de receta médica. Estas últimas serían “productos dermocosméticos”, aclara Enrique Herrera Acosta, jefe del Servicio de Dermatología de Vithas Xanit. “Suelen ser seguros y tener concentraciones bajas de principios activos. Aun así, lo correcto sería comprarlos bajo indicación de un dermatólogo que nos oriente sobre nuestra patología, tipo de mancha y tipo de piel”, añade. Pero incluso con la recomendación de un experto, el resultado puede ser decepcionante.
“Normalmente las cremas que no llevan prescripción médica no suelen tener un gran efecto sobre la piel. El láser y los peelings son tratamientos más efectivos”, insiste Herrera Acosta. Las que se compran sin receta “contienen solamente ingredientes hidratantes, que pueden ayudar algo a mejorar la piel de la zona, pero no despigmentan”, aclara Arsuaga. Aunque no blanquear con eficacia es el menor de los problemas que pueden causar… “Con cualquier cosmético se debe tener en cuenta la calidad y la composición del producto, pero especialmente en estas zonas, ya que se trata de una piel muy sensible”. Tiene una capa córnea muy fina y está muy próxima a mucosas que es muy probable que también entren en contacto con el cosmético. “Se pueden producir dermatitis irritativas y eccemas“, advierte la dermatóloga.
Y antes de que a nadie se le pase por la cabeza: nada de probar remedios caseros. Internet podrá estar lleno de ideas, pero ni todo lo que dicen funciona ni mucho menos es inocuo. La médica insiste: “No se deben realizar nunca tratamientos caseros con productos ‘naturales’, ni aplicar jamás cremas despigmentantes comercializadas para otras localizaciones como cara, brazos, escote, ya que las características de la piel son muy diferentes”. Los resultados van desde colores no buscados hasta “dermatitis de contacto alérgicas o irritativas que causarían enrojecimiento, picor e inflamación”, concluye la experta.